martes, 10 de febrero de 2009

soportando todo mi peso sólo con los brazos, sin que eso pareciera afectarle.
— ¿De modo que te desmayas al ver sangre? —preguntó. Aquello parecía divertirle.
No le contesté. Cerré los ojos, apreté los labios y luché contra las náuseas con todas mis fuerzas.


TAN MILENA.

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